El Subsecretario de Desarrollo Social andaba en San Cristobal para atender a la importantísima misa del Papa Francisco. Y allá se le ocurrió tomarse un par de fotos y tuitearlas desde su cuenta @ErnestoNemer, decía:
“Me da mucho gusto saludar a mi amigo Angelito [sic.], que siempre que vengo a San Cristobal me da la mejor boleada[sic.]”.
No voy a explicar la ignominiosa redacción dónde le sobró una coma y le faltó un punto final, eso que lo haga su cuate @aurelionuno. Quiero hablar sobre la insensibilidad del Subsecretario que no se da cuenta de que no se da cuenta, pero decía Sócrates que nadie hace el mal a propósito sino por ignorancia y este es el caso.
A ver, ¿qué pasó por la cabeza de Ernesto Nemer? Pues que es buena onda dejar que Angelito, un niño de quinto de primaria, te dé boleada y pagarle 15 o 20 pesos —quizá menos—. Por tal razón y tan grande corazón, cada vez que el subsecretario va a San Cristobal le da chamba a Angelito y quién sabe, a lo mejor su bondad es tan amplia que le deja hasta una propina de 10 pesotes.
¿Cuál es la realidad? Todos sabemos que el subsecretario no terminará con la pobreza en Chiapas, mucho menos ahora que el estado decreció 5% su PIB en 2015. Ernesto Nemer puede seguir con sus boleadas sin problema, pero no puede tuitearlas porque su chamba es precisamente evitar eso, es decir, incrementar la calidad de vida de los menos favorecidos y, entre otras cosas, anular el trabajo infantil. Si quería tuitear algo, debió hacerlo al mostrar una política pública bajo su comando que hubiese retirado de la calle como bolero a Angelito y que le brindara acceso a la salud y a una alimentación nutritiva. Nada más.
Posterior al infortunado tuit, el subsecretario dijo que ayudará a Angelito, esperemos que utilice las herramientas del estado y que no se le ocurra darle 500 pesos, tomarse la foto y tuitearlo.